La cabeza le dolía más de la cuenta, que parecía que le iba a estallar
y era incapaz de seguir el caso de un asesino es serie; Watson siempre servicial fue a refrescarle con una limonada que compró en la vuelta de la esquina.
y Sherlock Holmes vio que se encontraba bien y siguió con la investigación .
-Te lo dije, Sherlock: ¿ves como te has puesto mejor?
-Sí, mi querido Watson, gracias a ti
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