viernes, 12 de febrero de 2016

Mariposa de otoño

La mariposa violeta 
y arde con el sol a veces.

Mancha volante y llamarada, 
ahora se queda parada 
sobre una hoja que la mece.

Me decían: No tienes nada. 
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada. 
Y pasó el tiempo de las mises.

Hoy una mano de congoja 
llena de otoño el horizonte. 
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: No tienes nada. 
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas. 
El sol, ahora, 
convalece.

Todo se va en la vida, amigos. 
Se va o perece.

Se va la manó que te induce. 
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso. 
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, 
convalece.

Su lengua tibia me rodea. 
También me dice.Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

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