Hace muchos años en la selva no había agua porque no existían lagunas, arroyos o ríos. Llovía muy poco.
En esa época vivían dos hermanas con sus abuelos. El abuelo iba a un lugar secreto donde había agua pero no se lo decía a nadie porque había muy poca.
Un día los nietos siguieron al abuelo para ver de dónde sacaba el agua. Cuando llegaron a aquel lugar todos quedaron sorprendidos por como caía el agua de los árboles.
Cuando el niño lo descubrió fue a decírselo a todos sus primos, hermanos y a todos los animales para que le ayudasen a talar el árbol. Fueron a talarlo pero se les hizo tarde y volvieron a casa justo antes de acabar.
Al día siguiente se llevaron una sorpresa al ver que el árbol estaba como nuevo. Sorprendidos comenzaron de cero, ya cansados de noche se fueron a casa y a la mañana siguiente nuevamente el árbol estaba perfecto. Así sucedió por tercera y cuarta vez.
Después de lo ocurrido siguieron con su trabajo. El menor de los hermanos se convirtió en un alacrán (insecto) que fue directo a picarle al árbol.
Una vez talado el árbol el agua comenzó a salir de él formando un río y todas sus hojas y espinas se convirtieron en los peces que hoy en día viven en la selva.
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